Simplemente, un pitido
me miraste y sonreí
bajaste
y a tu espalda
los cristales sucios
nos separaron
Pasé
todo el trayecto mirándote,
las manos acariciaban la carpeta marrón
inquietas, pequeñas y frágiles
mientras,
que tus pies jugaban a cruzarse
con la curiosidad de mis ojos
El traqueteo del vagón
movia tu flequillo y mi envidia
secretos animales
me hacían soñar despierto,
acelerabas la vida
gastándola contra la mia
en silencio, claro, sin hablar
porque, no nos conocemos
Pasó todo tan deprisa
bajo la mirada atenta
de aquel desconocido
que aun me sonrojo al escribirlo.
Después recuerdo,
continué mi lectura
aburrido, en la rutina de ir a trabajar
olvidándote para siempre.
20, Enero'12
París-A Coruña